¡Hola, nuevamente! Hoy iniciaremos a compartir nuestro viaje y nuestro primer día en Torres del Paine, comenzando con nuestra salida desde Terminal Rodoviario en Puerto Natales, alcanzar Base Torres y pasar la noche en Torres Central. Los post están retrasados ya que durante la travesía no se tuvo acceso a Internet. Este primer día corresponde al 15 de Noviembre.
Salida desde Puerto Natales:
Tomamos el autobús a las 7 de la mañana desde Puerto Natales hacia Laguna Amarga. Aunque no desayunamos, un café en la terminal Rodoviario nos levantó el ánimo de inmediato. La terminal estaba llena de senderistas subiendo a varios camiones a la misma hora, lo que aumentaba la emoción y el sentido de aventura. El colorido de los vestuarios y mochilas de los senderistas llenaba el lugar de vida y energía, creando una atmósfera vibrante y llena de anticipación.
Llegada a Laguna Amarga:
Al llegar a Laguna Amarga, fuimos recibidos por vistas impresionantes de las Torres del Paine. El paisaje era simplemente majestuoso, con las montañas elevándose contra el cielo azul.
Ingreso al Parque Nacional Torres del Paine:
El proceso fue rápido. Después de una espera no muy larga, un guardabosques subió al autobús y nos dio instrucciones para el proceso de entrada. Nos indicó que solo necesitaríamos el pasaporte y, si teníamos la entrada pagada, esta parte sería muy rápida. También nos explicó que, al terminar el proceso, caminaríamos a un punto más abajo donde habría un transporte adicional que nos llevaría al Centro de Bienvenida.
Muchos senderistas bajaban ya, adelantándose, al momento de nuestra salida de las oficinas de madera de los guardaparques. Nos apuramos a recoger nuestros back packs y dar los primeros pasos en el Parque Nacional.
Transporte al Centro de Bienvenida:
El transporte al Centro de Bienvenida tiene un costo de 4500 CLP. Este pasaje no lo teníamos cubierto, así que recomendamos pagarlo con anticipación o llevar pesos chilenos. Pagar con otra moneda puede ser complicado. El transporte nos condujo al Centro de Bienvenida, donde presentamos nuestras reservas para nuestra estancia con la compañía Las Torres.
Centro de Bienvenida:
En el Centro de Bienvenida, la emoción aumentó aún más. Había tantos senderistas juntos, cada uno preparándose para sus propias aventuras. El ambiente era contagioso, con personas de todas partes del mundo compartiendo su entusiasmo por explorar Torres del Paine.
Asignación de Carpas:
Desde el Centro de Bienvenida, caminamos hacia el lugar donde nos asignarían las carpas. La emoción y la anticipación crecían mientras nos dirigíamos a nuestro alojamiento en el parque, listos para comenzar nuestra aventura. Sin embargo, debido a que nuestra llegada fue temprana, solo nos registraron y nos indicaron dónde resguardar nuestro equipaje.
Primer Sendero: De Torres Central a Base Torres:
Con nuestras mochilas a salvo, nos dirigimos a nuestro primer sendero: de Torres Central a Base Torres. La expectativa de lo que nos esperaba en el camino llenaba el aire, y estábamos más que listos para iniciar esta emocionante travesía.
Este primer sendero fue espectacular y demandante. Nunca deja de impresionar la belleza alrededor; cada paso revelaba un nuevo paisaje digno de admirar, y la majestuosidad del entorno nos mantenía motivados a pesar del esfuerzo físico requerido.
Refugio El Chileno:
En nuestro ascenso, llegamos a un punto intermedio conocido como Refugio El Chileno. Este lugar ofrecía un merecido descanso y una oportunidad para reponer fuerzas, mientras disfrutábamos de las impresionantes vistas y la compañía de otros senderistas.
La Última Sección:
La última sección fue muy demandante. El terreno se volvía más empinado y rocoso, desafiando nuestra resistencia y determinación. A pesar del esfuerzo, la promesa de las vistas panorámicas en la cima nos motivaba a seguir adelante. Conforme ascendíamos, la temperatura disminuía, añadiendo un reto adicional pero también refrescando el ambiente. Rocío, mi esposa y compañera de viajes, me hizo notar que estaba nevando. Este detalle mágico hizo que el momento fuera aún más especial, añadiendo una capa de belleza y serenidad a nuestro desafío.
Llegada a la Base de las Torres:
Al llegar a la base de las Torres, todo fue impresionante. Había una nevada que hizo que el escenario fuera más que espectacular. La nieve caía suavemente, cubriendo el paisaje, lo que realzaba aún más la majestuosidad de las Torres del Paine. Estábamos rodeados de una belleza natural tan abrumadora que nos dejó sin palabras, apreciando cada momento en este paraíso invernal.
El paisaje nos pedía que nos quedáramos más tiempo, pero el frío nos orillaba a preguntarnos cuánto más podríamos estar allí.
El Descenso:
Decidimos iniciar nuestro descenso, con el corazón lleno de recuerdos y la cámara llena de fotos. El camino de vuelta nos permitió ver el paisaje desde una nueva perspectiva, apreciando la majestuosidad de las Torres del Paine una vez más mientras nos dirigíamos hacia abajo.
Después de 10 horas de senderismo desde que iniciamos, estábamos de regreso ya en la carpa asignada, cansados pero completamente satisfechos con la experiencia.
Cena y Descanso:
Cenamos y nos dispusimos a descansar, sabiendo que el viaje había iniciado de manera espectacular. Cada momento del día había sido una aventura en sí misma, y nos sentíamos emocionados por lo que vendría en los próximos días.













